Ingenieros agrónomos de la bodega Antropowines, radicada en San Salvador de Jujuy, visitaron Caleta Olivia para realizar un estudio técnico sobre la posibilidad de producir vino en la ciudad. Sorprendidos por el entorno, aseguran que la zona tiene gran potencial para el desarrollo vitivinícola.
Caleta Olivia recibió a los fundadores de la bodega Antropo wines, la primera y única instalada en San Salvador de Jujuy, en una visita técnica que podría marcar el inicio de una nueva etapa para la vitivinicultura patagónica. Los ingenieros agrónomos Sebastián Escalante y Luciano Peirone, junto a la consultora especializada Mara Juárez, se encuentran realizando estudios de campo para evaluar las posibilidades de producción vinícola en esta ciudad costera del norte santacruceño.
“Elaboramos vinos de todas las regiones donde se produce uva para vino en Jujuy, y ahora vinimos a Caleta Olivia para hacer un estudio técnico sobre la vitivinicultura local”, explicó Escalante. “Estuvimos recorriendo casas de familia donde hay plantas de 60 y hasta 80 años. Hay toda una cultura e historia detrás de esas plantas”.
Durante su estadía, los especialistas participaron de la primera vendimia local, recolectando aproximadamente 230 kilos de uva, de los cuales se producirán 150 litros de vino, entre variedades rosado, blanco y tinto.
“Es algo muy experimental, pero estamos sorprendidos”, señaló Peirone. “Mañana vamos a tener una degustación con experiencias anteriores y esperamos tener un panorama más claro. Caleta Olivia podría convertirse en el viñedo más austral del mundo, lo que sería un hito”.
La iniciativa fue impulsada también por Mara Juárez, quien trabaja en la distribución de vinos orgánicos y de baja intervención, fuera del circuito comercial convencional. “Hace unos años conecté con los chicos de Antropo wines y al enterarme de que en Caleta se hacía vino, los invité. Queremos conocer más sobre el suelo, porque no hay registros de producción en zonas tan australes en Argentina”, comentó Juárez. “De acá nos llevamos información más concreta para saber si es viable una producción más grande”.
La visita de estos profesionales no solo apunta al estudio técnico, sino también a generar vínculos con productores locales y rescatar prácticas tradicionales, abriendo la puerta a un nuevo polo vitivinícola en el sur argentino.