He leído con extrema atención y sorpresa su carta, cuya catarata descriptiva está repleta de revelaciones, algunas curiosas y otras que conforman verdaderas ironías. Será un placer responderle.
Me gustaría empezar por el principio: Estoy en contra de la privatización de YCRT, lo he dicho hasta el cansancio. He defendido la propiedad pública de la unidad económica de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT).
Tanto la Central Térmica como la usina, mina y el complejo ferroportuario fueron alguna vez -y pueden serlo ahora- rentables, no sólo para equilibrar las cuentas de sus diferentes ejercicios, sino también para generar rentabilidad económica y divisas; a través de gestiones transparentes, SIN CORRUPCIÓN.
Las últimas gestiones (la suya, por ejemplo) dejaron graves consecuencias de funcionamiento, de infraestructura, económicas, patrimoniales y laborales. El negocio de unos pocos perjudicó a los trabajadores y al país.
A propósito de esto, resulta llamativo que su carta se refiera casi exclusivamente a un subproducto de la generación de energía, las cenizas, y no a la generación en sí. Usted menciona que “La planta de Rio Turbio puede producir diariamente un total de 450 toneladas de cenizas volantes.”. Un subproducto. La Central termoeléctrica tiene el potencial de generar algo mucho más importante, 240 MW de energía.
Su referencia, sin embargo, es reveladora, es una magnífica parábola de lo que fue su gestión: Siempre preocupándose por lo secundario, por la cáscara, por parecer, siempre la pose. Nunca lo profundo, lo importante, quizás por eso hayan quedado a mitad de camino con casi todo, dejando una provincia detonada, con el 54% del pueblo de Santa Cruz sumergido en la pobreza. Con la mayoría de las escuelas inhabitables. Con los hospitales sin infraestructura (vio lo que pasó en el hospital de Río Gallegos ¿Verdad?). Con las empresas públicas endeudadas y fundidas. Con un crédito leonino que usted pidió a un año, con una indexación del 400%. Si lo desea puedo seguir describiendo, tengo todo el tiempo del mundo.
En mi caso, la prioridad es volver a poner en funcionamiento el complejo bajo control del Estado, como debe ser.
Por otra parte, si la sustentabilidad de la empresa está en peligro, eso es consecuencia de las especulaciones de su gobierno, que demoró un tiempo interminable en entregar la aprobación de los estudios de impacto ambiental ¿lo recuerda?
Si la memoria la abandona en este momento crucial, yo la ayudo. La secretaria de Ambiente de su gobierno, cuando la Central Térmica funcionaba en estado de prueba, tenía que llamar a la audiencia pública para aprobar el estudio de impacto ambiental, requisito indispensable para que Cammesa la habilite en forma definitiva. Usted debería saber muy bien que la realizó en octubre del año pasado, cuando usted ya había perdido las elecciones.
Usted sabe perfectamente que Cammesa no daría la autorización sin ese estudio, para sacarla del período de prueba y permitirle el funcionamiento definitivo. Sus funcionarios demoraron esa aprobación ¿con qué intención lo hicieron? ¿Habrá sido, como casi siempre, por motivos oscuros vinculados a los negocios de algún integrante de su gabinete?
La aprobación del estudio de la Central termoeléctrica era fundamental para que la empresa llegara al cambio de gobierno generando energía, que podría haberla convertido en una empresa sustentable, y no una empresa vulnerable y en peligro de privatización.
Tranquilamente, si yo fuera mal pensado (que no lo soy), podría imaginar que usted no quiso, no deseó, entregar el gobierno con la empresa generando energía, para cargarle el problema a la gestión entrante, o sea, al gobierno que conduzco desde el 10 de diciembre.
Así que ya veo cómo fue que usted defendió a YCRT, qué tanto quiere la empresa. Tanto la quiere, que en sus 8 años de gobierno, en más de la mitad de su mandato la usina estuvo sin funcionar.
Si así es su defensa, le pido por favor que nos deje tranquilos a nosotros, al pueblo de Santa Cruz, a los trabajadores de YCRT, que la seguiremos defendiendo en la calle, en los despachos, en la mina, en la Usina, trabajando, como hemos hecho hasta ahora.