El contador público Pablo Barros analizó la situación económica actual y destacó los factores que permitieron una baja en la inflación, aunque advirtió sobre sus consecuencias en la actividad económica y el empleo. También reflexionó sobre los desafíos del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones en Santa Cruz.
En diálogo con Voces y Apuntes, el contador público nacional Pablo Barros, titular del Estudio Contable Barros, ofreció su análisis sobre la situación económica actual, destacando los avances en la baja de la inflación y las consecuencias que esto ha traído en otros aspectos de la economía.
“La inflación se aceleró en diciembre del año pasado producto de la devaluación, pero ahí empezó un camino descendente. El último indicador, publicado en octubre, fue de 2,7%. Todo apunta a que los datos de noviembre rondarán el 3%, lo que consolida esta tendencia a la baja”, explicó Barros. Sin embargo, se preguntó si esta reducción puede considerarse un triunfo: “Comparado con lo que era hace un año, sí lo es. El Presidente asumió con el mandato popular de bajar la inflación, algo que era clave porque la dinámica de aumentos dificultaba tanto la economía empresarial como la doméstica”.
Barros señaló tres razones principales detrás de la baja de la inflación: el equilibrio fiscal, que aunque cuestionado por los recortes presupuestarios, eliminó la necesidad de emitir moneda; la caída de la actividad económica, que frenó el consumo; y el control cambiario, que ha mantenido al dólar estable. “Contra todo pronóstico, el peso se ha fortalecido en este primer año de gestión, lo que lo convierte en un ganador inesperado”, afirmó.
No obstante, Barros reconoció que muchos hogares no sienten los efectos positivos de esta baja en los índices: “Los servicios han aumentado mucho y consumen buena parte de los ingresos familiares, por lo que la plata alcanza menos”. También destacó que la caída de la actividad económica trae consecuencias como el desempleo.
Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones en Santa Cruz
Sobre el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), Barros expresó que se trata de una medida que genera tanto expectativas como cuestionamientos. “Este régimen busca atraer grandes inversiones, principalmente en sectores como minería o petróleo, para generar un importante flujo de dólares. Pero siempre queda la pregunta: ¿a cambio de qué?”, reflexionó.
Entre las principales críticas, Barros mencionó los riesgos ambientales y el posible impacto negativo en las pequeñas empresas. “Favorecer a las grandes corporaciones extranjeras puede generar una matriz económica más extranjerizada y acentuar la disparidad fiscal. Es un tema que necesita equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad social y ambiental”, concluyó.